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Entonces Joás dijo a los sacerdotes:

—Todo el dinero de las cosas consagradas que se trae a la casa del SEÑOR, tanto el dinero estipulado a cada hombre (el dinero del rescate de las personas) como todo el dinero que cada uno traiga voluntariamente a la casa del SEÑOR, tómenlo para sí los sacerdotes, cada uno de parte de su administrador, y reparen ellos las grietas del templo donde estas se encuentren.

Pero sucedió que hasta el año veintitrés del rey Joás, los sacerdotes aún no habían reparado las grietas del templo.

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